secreto
SAHÚN (Huesca). Quién no tuvo un tubo?-Septiembre 2021
Sahún es un municipio de la provincia de Huesca, en pleno valle de Benasque dentro del Parque Natural Posets-Maladeta. Me llamó la atención por «pasar desapercibido» más que otros (los del encanto) y por su leyenda que no acabé de entender muy bien o sí.
Cuenta esta leyenda que uno de los sahunenses, vivía feliz y próspero sin trabajar. Su vecino o uno de ellos, ávido de conocer cuál era el misterio, le vigilaba estrechamente hasta que descubrió que de su chaqueta sacaba un tubo en el que tenía encerrados muchos bichitos (los diaplleróns) a los que ponía a trabajar. Acabadas las faenas les ordenaba el retorno al tubo.
Aprovechando un día la siesta del vecino próspero, le sustrajo el tubo y se dirigió a los campos. Lo destapó y ordenó a todos los bichos que se pusieran a trabajar. Cuando acabaron y faltos de más órdenes, empezaron a rodearlo. Por suerte para él, apareció el dueño de «estos seres extraños» y les ordenó como hacía siempre, el retorno al tubo. Descubierto el secreto, el vecino legó a su muerte el tubo al vecino curioso. Y es que hasta para mandar hay que saber….
Si nunca tuviste un tubo, hazte con él. Quién sabe? Por qué no iba a funcionar? Si este funcionó, si otros funcionan, por qué ese no lo iba a hacer?
Recuerda….todas las fotos y más, en el siguiente enlace https://www.istockphoto.com/es/portfolio/marisa_arregui
UNO DE LOS SECRETOS DEL SUBSUELO DE MADRID: LOS CAÑOS DEL PERAL.
En la actual plaza de Isabel II (plazuela de los Caños del Peral en los albores del s. XVI) y bajo la estación de metro de Ópera (en la planta -2), se encuentran los restos del entramado urbano de aquella época. La fuente de los Caños del Peral, el acueducto de Amaniel y la alcantarilla del Arenal (parte de todos ellos) documentan el testimonio.
Allá por el s. XVI, Madrid apenas era una villa semirrural de pequeñas dimensiones y calles sin empedrar. El establecimiento de la Corte en Madrid por Felipe II y ante la avalancha de población que se estimaba, pasando de 10000 personas a 25000 en un año y a 90000 en tres, hizo que el agua como elemento indispensable en el desarrollo, cobrara una especial importancia.
La actual calle del Arenal que por entonces no existía, era atravesada por el arroyo del Peral. Para facilitar la urbanización, este arroyo fue canalizado mediante una galería subterránea, la Alcantarilla del Arenal. En la parte baja del barranco del Arenal, junto a la puerta de Balnadú, se encauzó el manantial creando la fuente pública: los Caños del Peral y para el suministro de agua, se recurrió al antiguo sistema legado por los árabes, galerías subterráneas: el acueducto de Amaniel.
LA FUENTE DE LOS CAÑOS DEL PERAL, del arquitecto real Juan Bautista de Toledo presentaba una planta en “L” de 34m de longitud. En su parte más larga, 5 caños y en la corta 1 que es la que se visualiza en el museo. Gallegos y asturianos mantuvieron el oficio de aguadores hasta el siglo XX.
“Los aguadores llenarán sus cubas cuando les toque la vez, sin dar lugar a disputas ni porfias; en inteligencia de que cada uno, equivale a un viaje, ya sea de un cántaro grande, ya de dos medianos, ya de cuatro que se llamen de carga”.
ALCANTARILLA DEL ARENAL; el arroyo del Arenal procedente de la Puerta del Sol, deja a su paso un barranco que durante siglos condiciona la ocupación. La edificación descontrolada y el vertido de desechos, provoca continuos desbordamientos del cauce.
“…en este ayuntamiento se cometió al señor licenciado Barrionuevo para que haga traer nueve piedras berroqueñas, para poner en tres partes en el arroyo del Arenal, por donde pase la gente los días que llueve”.
ACUEDUCTO DE AMANIEL; proporcionar agua a los vecinos de Madrid fue la labor fundamental de los fontaneros de Palacio y de la Villa. La finalidad de este acueducto era salvar el profundo barranco excavado en la Plazuela para así instalar las cañerías que completarían el viaje del agua.
“También suele suceder ser todo el terreno muy irregular, así en barrancos como en cerros y es necesario en los barrancos hacer paredones, o arcos para el paso del agua…”
Dar las gracias a Javier (guía de Metro de Madrid) por su dedicación y en especial por su valía. Para chascarrillos, anécdotas y más… tenéis que ir. Muy recomendable.