VA A SER VERDAD, EL METRO DA MUCHO JUEGO

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Con la llegada del verano y a expensas de cobrar la extra del 18 de julio (ah no!, eso era antes) me propuse ir al trabajo en metro.  Empieza un periplo de oportunidades.

No tengo abono mensual y me acerco a una oficina para gestionarlo.  Se me olvidó que no solo no sé dónde está sino que con esto de internet, si no llevas cita previa, estás perdido.  Invierto media tarde bajo un sol de tortura y aunque no me gusta ocupar los huecos que nadie deja, alguien que pidió cita no vino, lo cual me beneficia.  (Nunca entendí por qué la gente pide cita para luego no ir, ni siquiera se molesta en cancelar.  Así nos va….)

Previo pago de 4€ y una cuota mensual de 54 con algo (porque ni soy joven, ni anciana ni formo parte de una familia numerosa), estoy dispuesta a usar el transporte público en pro del ahorro de gasolina (porque no nos engañemos, en verano  no hay tanta gente en Madrid para contaminar) y todo ello bajo un plástico con una foto sudorosa y tomada a traición.

La mitad de los días de vigencia de «este contrato» hacía tanto calor que lo que menos le apetece a uno es caminarse no sé cuánto para llegar al metro, meterse a presión y hacer algún que otro trasbordo para conseguir llegar al trabajo (previa ducha que no sé para qué me he dado).  Alguna tarde presa de mi arrepentimiento por no haber superado la prueba, me he ido a dar un paseo y he hecho la vuelta en el metro para hacer uso del abono.  Saldo cancelado.

Hoy ya me lo he tomado en serio.  Joer! si lo pagué por qué no tengo que usarlo?  El gasto está siendo doble frente a la pretensión inicial.  Hoy he encontrado la respuesta, hoy  he sabido el porqué.

Faltan 18 minutos para que venga el siguiente metro.  Mierda! 18 minutos que podía haber contabilizado más en el fichaje laboral.  Aparece el metro y consigo ese tan codiciado asiento (a veces más cotizado que las primeras filas del patio de butacas del Palacio Real).  Coño! la chica que llevo al lado….empieza a sacar utensilios de su bolso.  Un espejo de esos de aumento que se colocan en los baños cuyo tamaño discreto, no es.  Sigue ataviándose y le toca el rizo a las pestañas y la pinza a las cejas; después los potes oportunos y ve sumando.  No puedo por menos que mirar.  He de ver el resultado.  Estoy pensando que si yo tuviera que llevar todo eso, necesitaría un/a porteador/a.  Resultado nefasto.  Y es que ya se sabe, aunque la mona se vista de seda…

La locución del metro se activa.  El transporte se ha estropeado y nos tenemos que bajar.  No, no me he quedado en mitad de un túnel; estoy en mitad del mar: Mar de Cristal.  No tengo idea de dónde está eso pero sonar, suena bonito.  Estoy por bajarme y averiguarlo.  Pero de pronto me acuerdo.  Tengo una cena esta noche.  No es gran cosa, un plátano y un yogourt pero estoy por llamar e ir de invitada.  No sé si llego a tiempo para poder prepararla.

No hay tiempo que perder.  Tengo que coger otra línea.  Escaleras mecánicas, apuesto por el cambio.  Y cuando voy a mitad, viene el otro metro, el reparado.  No llego…..si es que ya se sabe: más vale malo conocido que bueno por conocer.

He conseguido llegar y lo que no es menos, entrar.  Estoy preocupada por esta chica que me encontré antes; con tanto peso y vaya guarrada que se estropee el metro.  Ahora me ha tocado al lado de un muchacho.  No sé si es él o yo, pero oler aquí a perfume, no huele.  Ya no tengo ni hambre, ni siquiera prisa.  Acaso llevo un letrero en la frente para que me preguntes en inglés si ésta es la línea 8?.  No solo lo pone ahí (el 8 no entiende de idiomas) sino que mira tú que inglés, no sé.  Con tanta gente y me tiene que recordar que saber inglés es muy importante.

Estoy por hacerme el trayecto completo para conseguir sentarme un rato.  Alguien se bajará, digo yo.  Pero no, toca transbordo y vuelta a empezar.

Sabéis qué?  No he comido.  He echado números.  Si al impuesto de circulación (por no circular), al seguro (por no usarlo), al abono mensual que no pienso renovar, le sumo el desgaste de zapatilla, este mes me ha salido caro, caro.  Y encima tengo la conciencia dándome por saco y sin cobrar la extra.  Va a ser verdad que el metro de mucho juego  y la mujer de la foto….como éramos pocos, no vino sola.

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8 comentarios sobre “VA A SER VERDAD, EL METRO DA MUCHO JUEGO

    Pedro Marchena escribió:
    18/07/2019 en 20:00

    Genial. Claro que el metro da mucho juego!!!
    Excelente relato, esta vez sin fotos, esta vez con letras. Llenas de humor ácido.
    Y de la línea 8 qué decir? Sí ese 8 lo horizontalizas lo conviertes en infinito.
    Infinita paciencia si viajas en metro, Marisa.
    Hasta el ♾ y + ➡️

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      mArregui respondido:
      18/07/2019 en 20:18

      Jajajajajaj, gracias!
      A mi paciencia le quedan los 8 días que restan del abono. 😉

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    Alejandro- escribió:
    02/08/2019 en 12:58

    Da gusto leer tus comentarios Marisa, son entretenidos, correctos, dando en el clavo y sin ánimo de ofender, cosa poco común en estos tiempos, yo doy gracias de que no tengo que usar para nada el metro, en mi localidad, los desplazamientos son a pie, ideales para hablar con gente, surgen cafés, noticias, comentarios y lo mejor de todo, te da el sol ó la sombra, es cardiosaludable y se respira aire libre de contaminación, pero mi respeto a coger el metro, todavía se ha acentuado más todavía, después de leer tu comentario, no has puesto fotos pero en este caso sobran las imágenes.

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      mArregui respondido:
      02/08/2019 en 13:13

      Conozco tu sitio Alejandro. Tengo muy buen recuerdo del curso de strobit (flash, vaya) que hicimos allí. Dio tiempo para todo, hasta para gestionar los cafés. No sabes lo que ganas en calidad. Disfrútalo y cuando quieras vivir la experiencia, el metro te espera. Un abrazo

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    valverdedelucerna escribió:
    23/09/2019 en 00:05

    ¡Pues sí que da juego el metro! Un relato muy entretenido.

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    AtmósferaCine escribió:
    28/09/2019 en 14:05

    Me encanta la ironía con lo que lo cuentas. Las críticas, con humor, surten el mismo efecto y dejan mejor sabor de boca.
    Un abrazo.

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